Para nadie es un secreto que el país se encuentra nuevamente en la mira del republicano, quien desde que estaba en campaña revivió las tensiones entre ambos países
Por: Cirze Tinajero
Trump ha convertido a México en uno de los focos de sus amenazas, en especial en lo relativo al comercio, la inmigración y el narcotráfico. En su campaña, ha hecho promesas contundentes, como la imposición de aranceles elevados y la renegociación de acuerdos comerciales, lo que augura un escenario complejo y polémico para el país en los próximos años.
Las promesas de campaña y sus implicaciones
La retórica agresiva de Trump hacia México es bien conocida. Entre sus promesas se destacan la imposición de aranceles del 25% a todos los productos mexicanos, así como de un 200% a los vehículos importados de México.
Estas medidas podrían tener efectos devastadores en la economía mexicana, dada la alta dependencia que el país tiene del comercio con Estados Unidos. Aproximadamente el 80% de las exportaciones mexicanas se destinan a este mercado, lo que hace que las amenazas de Trump puedan provocar una desaceleración económica significativa. Además, la industria automotriz, que representa cerca del 5% del Producto Interno Bruto (PIB) de México, se vería gravemente afectada por los aranceles a los vehículos. Aunque este escenario perjudicaría también a las empresas y consumidores estadounidenses.

Impacto en la inversión y en la moneda
El clima de incertidumbre generado por las políticas de Trump podría influir negativamente en la inversión extranjera directa en México. Las expectativas de mayores barreras comerciales, así como la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), podrían desincentivar nuevos proyectos de inversión, especialmente en sectores clave como la manufactura y el nearshoring. Estados como Baja California, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, que dependen en gran medida de las exportaciones hacia Estados Unidos, se verían particularmente vulnerables.
Por otro lado, el tipo de cambio del peso mexicano podría experimentar una caída significativa. Según estimaciones de la firma Capital Economics, si México enfrenta un arancel generalizado del 10%, el peso podría depreciarse hasta alcanzar niveles cercanos a los 23-24 por dólar. Esta devaluación tendría repercusiones en las remesas enviadas por los mexicanos en Estados Unidos, que son una fuente crucial de ingresos para millones de familias en el país. Aunque un peso más débil podría aumentar el valor de las remesas al momento de su conversión, también significaría un aumento de los costos para las familias receptoras, afectando su calidad de vida.
La migración: una batalla constante
Uno de los temas más álgidos en la relación entre México y Estados Unidos es la migración. Trump ha prometido una “deportación masiva” de inmigrantes indocumentados y la reanudación de la construcción del muro fronterizo, medidas que podrían poner en aprietos a millones de mexicanos en situación irregular en Estados Unidos. Se estima que alrededor de 5 millones de mexicanos viven en territorio estadounidense sin documentos legales, lo que hace que la amenaza de deportaciones masivas sea un tema de gran preocupación para el gobierno mexicano.
La administración de Andrés Manuel López Obrador ya había tenido que ceder ante la presión de Trump durante su mandato, accediendo a detener a migrantes en el sur de México para reducir el flujo hacia Estados Unidos. Se espera que la presidenta Claudia Sheinbaum siga una política similar para evitar los aranceles y la imposición de sanciones más duras. No obstante, este enfoque se enfrentará a grandes desafíos, pues México sigue considerando que la migración debe ser tratada de manera integral, abordando sus causas estructurales en los países de origen.

Narcotráfico: una espina clavada
El tráfico de drogas sigue siendo otro de los principales puntos de fricción. Trump ha prometido adoptar medidas más agresivas contra los cárteles de drogas mexicanos, incluyendo ataques aéreos a los laboratorios de fentanilo y designar a los cárteles como organizaciones terroristas. Estas acciones no solo afectarían la soberanía de México, sino que también podrían llevar la relación bilateral a un terreno aún más conflictivo. Durante el gobierno de AMLO, las tensiones aumentaron por la detención en Estados Unidos de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, sin que se informara al gobierno mexicano, lo que generó un gran malestar diplomático.
El tema del fentanilo, que ha causado miles de muertes en Estados Unidos, es especialmente delicado. México es un productor clave de este opioide y sus precursores, lo que convierte al país en un objetivo directo de las políticas de Trump. Aunque las autoridades mexicanas han incrementado sus esfuerzos para combatir el tráfico de drogas, la cooperación con Estados Unidos en este ámbito sigue siendo un tema polémico, dado que las medidas propuestas por Trump incluyen intervenciones directas en territorio mexicano.
Los estados más vulnerables
En un contexto de creciente proteccionismo y políticas comerciales restrictivas, algunos estados mexicanos estarán más expuestos que otros. Baja California, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, que dependen enormemente de las exportaciones a Estados Unidos, podrían ser los más afectados por la imposición de aranceles y barreras comerciales. Además, la incertidumbre sobre la inversión extranjera directa podría reducir la competitividad de estos estados, afectando la recaudación fiscal y aumentando el desempleo.
Por otro lado, las políticas migratorias de Trump podrían reducir el flujo de remesas hacia estados como Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Zacatecas, que dependen de estos envíos para sustentar sus economías locales.
La capacidad de México para negociar y proteger sus intereses en este nuevo contexto internacional será crucial en los próximos años.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca representa un escenario incierto para México. Sus propuestas enfocadas en un agresivo proteccionismo comercial, políticas migratorias estrictas y medidas contra el narcotráfico, podrían tener efectos devastadores para la economía mexicana, especialmente para aquellos estados que dependen del comercio con Estados Unidos y de las remesas de los migrantes. A pesar de las diferencias ideológicas entre Trump y la nueva administración mexicana, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, la relación bilateral probablemente se mantendrá pragmática, pero con desafíos constantes.