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Mariana Gutiérrez

Una líder de la abogacía en México

 

Fotografías: Daniel Alonso

Maquillista: Reinaldo Quilen

 

Mariana Gutiérrez es una de las abogadas más reconocidas y prestigiadas en México, amiga de personajes importantes en el mundo de la política, el empresarial y de los espectáculos. Estudió Derecho en la Universidad Anáhuac del Norte, y decidió estudiarlo no por herencia familiar —ya que ninguno de sus padres ni familiares eran abogados—, sino porque trae en la sangre la sed de justicia.

Ha ejercido Derecho Penal, Fiscal, Administrativo y un poco en Derecho Familiar, pero encontró su vocación en el Derecho Civil, y cuando empezó a ejercer su carrera descubrió su verdadera personalidad, de la que nos habla en esta edición de Alto Perfil.

 

¿Quién es Mariana Gutiérrez?

Soy una mujer con un carácter bastante fuerte y demasiado honesta, y eso a veces incomoda. Amo la lealtad, y cuando no la tengo me siento muy traicionada. Estoy orgullosa de lo que he logrado en mi vida, tanto personal como profesional. Me considero una mujer más que inteligente: soy muy astuta y tengo gran visión, siempre segura de lo que he querido.

 

¿Por qué decidiste estudiar abogacía?

Porque siempre me ha gustado. Desde que estaba en la secundaria me llamaron la atención las mujeres empoderadas. Una mujer a quien he admirado siempre y fue un factor de motivación fue Eva Perón. Además, mi mamá vivió muchas injusticias, y eso también me motivó a estudiar leyes, para buscar justicia.

 

¿Qué piensas de la justicia en México?

Realmente sí hay justicia, pero te lo digo con tristeza, con dolor y nostalgia, en mi gremio con mucha frecuencia no hay la preparación suficiente para defender al cliente. Vamos, que ni siquiera hay lo principal: los principios y valores de honestidad para defender al cliente. Entonces, la mayoría de las veces, cerca de 90% de las personas están mal defendidas.

 

Mariana, eres una mujer muy exitosa…

No quiero pecar de soberbia, pero sí me considero exitosa y afortunada.

 

Para ti ¿qué es el éxito?

Yo me siento una mujer muy plena en casi todos los aspectos de mi vida. Para mí, el éxito es eso: que te sientas plena y orgullosa de lo que has logrado.

 

La abogacía es un mundo que ha sido liderado por hombres. A ti, como mujer ¿qué tanto te ha costado sobresalir en esta carrera?

Uuuuuy, tocas fibras muy sensibles… Me ha costado lágrimas de sangre, porque desafortunadamente todavía vivimos en un país machista. Viví incontables humillaciones, discriminación, bajezas, traiciones, y muchos precios que te piden a cambio, porque no te dejan llegar. Entonces, me ha costado que hayan querido meterme a la cárcel, poner en riesgo mi vida… cosas muy fuertes y desagradables.

 

¿Y de dónde se obtiene la fuerza para salir adelante?

La traigo en la sangre. Soy una mujer aguerrida, pero la fuerza la obtuve cuando tuve a mi hijo, muy joven. Esa también fue mi motivación, sacarlo adelante, y de ahí me agarré.

 

Para ti ¿qué significa el empoderamiento de una mujer?

Es la fuerza y el carácter para enfrentar la vida y el mundo. También es la forma como ayudas y beneficias a los demás, a partir de lo que ya lograste. En mi caso, yo genero fuentes de trabajo y ayudo a la gente económicamente, y trato siempre de ser un ejemplo, para que ellos encuentren su propia motivación. Una mujer empoderada no nada más triunfa en lo económico, porque mucha gente logra llevar una vida desahogada, pero se expresa con soberbia y prepotencia, o humilla a los demás, y yo no voy con eso.

 

Eres una mujer humanista…

Sí, sí. Trato de mostrar empatía hacia los demás. Obviamente, con mis errores, como todo ser humano, que la riego y todo, pero trato.

 

¿Eres feminista?

La verdad, no, porque considero que el contexto está desvirtuado y muy exagerado. Por más que queramos igualarnos, no podemos, y no porque el hombre sea más o nosotras seamos más, sino porque no tenemos las mismas capacidades, y no podemos igualarnos.

 

¿Llevas casos de violencia contra las mujeres?

No, porque tengo un problema: soy muy pasional, y no podría asumirlos como asuntos ajenos. Los tomaría de manera personal y me sentiría muy proyectada por lo que viví. No los he aceptado de manera profesional, aunque sí como trabajo pro bono: ayudo, sobre todo al encausarlos.

 

¿Qué casos te dejan mayor satisfacción como abogada?

Cuando logras justicia de la manera que sea, porque si hay un caso de incumplimiento de contrato o alguien intenta pasarse de listo y quiere abusar de su situación, y logras evitarlo, ves que realmente se hizo justicia como debe ser. Jamás me ha gustado verle la cara al otro.

 

¿Cómo empezó tu etapa de empresaria?

Con astucia y un poco de suerte. Empecé a llevar asuntos para el gobierno de la Ciudad de México hace como 18 años. Por ahí tuve la oportunidad y la aproveché. Estuve en el momento preciso, y me dediqué con mayor énfasis al Derecho Inmobiliario. Se dio el crecimiento, y muy pronto empezaré a construir; rento propiedades y departamentos. Ahorita estoy en mi mejor momento para los negocios. Entonces, no puedo salir, porque dicen que lo que cuidas es lo que tienes. Estoy en la etapa de mantener la disciplina, con constancia y sacrificio.

 

“La mayor satisfacción ocurre cuando logro que realmente se haga justicia”

 

¿Qué concepto tiene Mariana de ser una mujer de Alto Perfil?

Para ser una mujer de Alto Perfil debes reunir muchas cualidades: el nivel de vida, el roce social, la situación económica, un nivel de capacidad acorde a donde has logrado llegar. Para mí, eso es Alto Perfil.

 

¿Y te consideras una mujer de Alto Perfil?

Completamente.

 

Platícame de tu despacho de abogados…

Es grande. Se llama Gutiérrez y Asociados y Fernández Abogados, y tratamos temas empresariales, laborales y de gobierno. Yo soy quien dirige los hilos. Hice una gran sociedad, y trabajamos sobre todo con el Gobierno Federal y el local, como despacho externo, en temas de contratos, licitaciones y expropiaciones. He tenido gran acierto al escoger a mis socios, a los cerebros, y hemos hecho un buen conjunto.

 

¿Y tu faceta como empresaria?

Tuve la suerte de incursionar en el sector inmobiliario, aprender cómo adquirir terrenos, y establecimos una sociedad donde construimos departamentos. Algunos los vendemos, otros los rentamos, y así vamos creciendo.

 

¿Para dónde va Mariana como empresaria?

Cuando vi tanta necesidad en la mujer soltera, me fijé la meta —y ya estoy trabajando en ella— de construir una vivienda chica, pero bonita. Estará dirigida a las madres solteras y se rentará por un precio económico. Ahí es donde pienso hacer labor altruista, porque no veré ganancia, pero tampoco habrá pérdida, y así ayudaré a la mujer y a sus hijos. También quiero hacer una clínica para la mujer con todos los servicios que se necesiten y a un costo digno, para que puedan tener acceso a ellos.

 

¿Y como abogada?

Voy hacia la política. Esa es mi meta, estar en temas legislativos para poder hacer más en beneficio de la mujer y de sus hijos, sobre todo en el tema familiar. Voy como diputada o senadora.

 

Mariana, ¿cuál es tu misión en la vida?

Creo que me la encomendó Dios y la vida: ser un ejemplo digno de seguir. Enseñar a la gente que debemos tener fuerza. Tengo la misión de ayudar a la madre soltera, pero a la que trabaja, no a la que no hace nada, porque como madres solteras padecemos mucho pensando que no hay para la renta, para la escuela, etcétera.

 

¿Te gustaría agregar algo?

Sí, que las mujeres debemos unirnos, porque, como diría mi amiga Alejandra Sierra, el peor enemigo de una mujer es otra mujer, más que un hombre. Es indispensable que cambiemos ya nuestra mentalidad con respecto a nuestro mismo género, porque hay mucha envidia, mucha competencia, mucha lucha de poder y mucha destrucción entre nosotras mismas.

 

¿Y crees que falta mucho para que nos unamos las mujeres?

Por desgracia, sí, demasiado. Yo creo que en las escuelas debería volver a impartirse la materia de Civismo, y debería haber materias, desde la primaria o incluso desde el jardín de niños, sobre la conciencia. Eso quiero aportar en la legislación, con el objeto de abrir esa conciencia humana, de que nos enseñen a conocernos y a ser mejores personas. Me gustaría que esa fuera mi contribución personal.

 

 

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