Arrancamos 2024 y en México viviremos el proceso electoral más grande en la historia, ya que elegiremos un nuevo presidente, 128 senadores, 500 diputados federales, ocho gubernaturas, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y se renovarán 31 congresos locales. Con un padrón de 98 millones de votantes, todo el primer semestre transcurriremos en una efervescencia política, por los debates y confrontaciones entre los partidos políticos.
Hasta ahora el oficialismo compite por la presidencia con Claudia Sheinbaum, ex jefa de gobierno de la ciudad de México, en una coalición de partidos encabezados por Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México. Mientras que el frente opositor ha postulado a Xóchitl Gálvez, una empresaria, ex senadora, que es impulsada por el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democráticas.
El otro contendiente que se prepara con un candidato propio, es el partido Movimiento Ciudadano, encabezado por Dante Delgado, un viejo político Veracruzano que se formó con un personaje leyenda: Fernando Gutiérrez Barrios, quien se retrata muy bien en la serie llamada “Un Extraño Enemigo”, producida por Prime Video, de Amazon.
La contienda estará determinada entre la propuesta de cambio de la oposición o la continuidad por parte del oficialismo, que gracias a la popularidad del presidente y de los apoyos sociales a las personas de la tercera edad, ha mantenido una marcha contundente y victoriosa en las últimas elecciones. En las encuestas, las marcas de los partidos tradicionales como PAN, PRI y PRD, salen muy mal calificadas por los mexicanos, y ese es uno de los tantos desafíos que deberá enfrentar la candidata Xóchitl Gálvez.
Hay algunas señales de alerta donde la estabilidad política puede verse comprometida, por la alta polarización que vive México, a través de una narrativa presidencial en donde prácticamente se ha dividido a los mexicanos entre conservadores y liberales, lo que quiera que eso signifique; en la realidad es una división entre los que desean un cambio y están contra las políticas del presidente, y los que prefieren la continuidad, por los apoyos económicos que reciben y que para el 2024 incluso aumentarán.
También hay alertas de violencia política, ya que el crimen organizado ha desafiado la estabilidad social y cada vez hay más incidentes graves en distintas regiones del país, en donde se han generalizado los homicidios y las ejecuciones masivas. Estos grupos también buscarán cuidar sus intereses y podrían generar acciones aún más violentas para imponerse en el mundo de la política.
Ante este panorama de polarización y violencia, es muy importante la participación ciudadana en las elecciones; entre más participación exista, habrá mayor estabilidad política y social y el nuevo gobierno podría contar con mejor legitimidad. Por el contrario, si la gente no participa, ganará el partido que lleve más ciudadanos a las urnas en forma coercitiva o a través de dadivas. Pero producirá una enorme insatisfacción democrática, y México perdería imagen entre los países democráticos y con una economía desarrollada.
Las naciones con democracias fuertes y con respeto a las leyes y el estado de derecho, son las que obtienen mejores grados de inversión privada, y por lo tanto una mejor fortaleza económica. De ahí la importancia de que los ciudadanos participen. Hay que recordar que para que haya democracia en un país, debe haber ciudadanos demócratas que participen en las elecciones y en la vida cotidiana de su comunidad.
Recordemos lo que decía el activista John Lewis: “El voto es preciado. Es la herramienta sin violencia más poderosa que tenemos en una sociedad democrática y debemos usarla”.
Darío Mendoza
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