Cuando me explicaron la diferencia, entendí muchas cosas, incluso descubrí lo que debía hacer.
Me considero una persona con “madurez emocional en proceso”. Esto quiere decir que día a día me entreno en observarme, en auto evaluarme y en auto criticarme. Procuro leer siempre mis conversaciones, mis pensamientos y mis sentimientos y constantemente me cuestiono: ¿es normal? ¿Es lo correcto? ¿Qué pasaría si contesta esto con lo que no estoy de acuerdo o mejor me detengo a reconsiderar cómo actuar? Hago esas preguntas en fracciones de segundo y a veces logró tomar decisiones más inteligentes y menos rebuscadas y otras veces no lo he logrado. Por eso digo que estoy en “proceso” y ese es un trabajo de todos los días.
Cuando entendí el valor de la responsabilidad emocional, me di cuenta que el camino sería complicado ya que sabía que me encontraría muchas personas sin conciencia de sus actos y emociones y que eso me llenaría quizás de mucha frustración, pero entendí que era mucho mejor que no intentarlo. Echándole un vistazo al pasado, por no tener responsabilidad afectiva, hice muchas cosas negativas como engancharme con gente y situaciones que merecían sin dudarlo silencio y ninguna clase de opinión. El haberme dedicado a defender puntos de vista y tratar de convencerlos sin lograrlo –y más bien logrando confrontaciones– fueron mis mejores ejemplos de lo que no se debe hacer. Dejándome claro que era mi ego y mi necesidad de tener la razón, sin importar nada, lo que me hacía una persona con poca responsabilidad afectiva. Y decidí que era momento de evolucionar y así ha sido desde entonces.
Entendí que si hay algo que no puedo cambiar, entonces debía cambiar yo. Deje de creer en los demás y necesitar su aprobación y opté por creer más en mi y aceptarme como soy. Eso ha hecho que muchos se vayan pero también ha atraído a gente de gran valor a mi vida. Personas que si fallo, no me juzgan, me aconsejan y me apoyan porque saben que lo intentaré de nuevo. Sé que todo depende de mí y únicamente de mi y de cómo reaccione ante las diferentes situaciones y circunstancias. Optar por darle una visión positiva y siempre dando lo mejor de mi, no solo me transformará de manera personal, sino también al mundo que me rodea. Dado que será mi ejemplo lo que estaré ofreciendo.
Al compartirte lo que soy, aceptando que no soy perfecta, que me equivoco, que también sufro debido a esas fallas y que en lugar de victimizarse, he decidido hacer cambios internos. Responsabilizarme principalmente. Aceptar que no lo sé todo y que necesito de un mundo allá afuera para avanzar. Y qué para lograrlo debo cultivar y automotivarme de manera positiva. Sólo quiero influir en ti de manera positiva, que sepas que está bien equivocarse, no siempre todos te querrán pero está bien. Se vale reposicionar el barco y cambiar de ruta.
Quiero recomendarte que hagas un acto de reflexión, ¿qué tanto has sido tú el motivo de conflictos y desavenencias? ¿Qué tanto has sido tú el motivo para que alguien mejore su actitud ante una persona o situación? Dependiendo tu respuesta, ¿Cuáles serían las acciones que tomarías para mejorarlo o cambiarlo?, ¿Estás dispuesto a hacer cambios en tu vida y aspectos emocionales? Desafiate a ti mismo y observa los milagros que ocurren, atraes lo que eres…
Todos tenemos la capacidad de autocrítica y auto programarse correctamente, motívate y empieza… ¡Hoy!
“Quien se transforma a sí mismo, transforma el mundo”
-Dalai Lama-