Según la doctora Lisa Mosconi, todos nacemos con un cerebro femenino que cambia durante la niñez bajo la influencia de las hormonas y de los receptores de estrógeno y testosterona respectivamente.
El cerebro de la mujer se transforma a lo largo del ciclo menstrual influenciado por los cambios hormonales. En un mes, cambia más veces que el cerebro masculino en toda su vida. Esto explica por qué el estado de ánimo y la energía varían, influyendo tanto el rendimiento en el trabajo como en la vida personal.
Mitos sobre el cerebro femenino
Charles Darwin sugirió en “El Origen del Hombre” (1871) que las mujeres tenían menor capacidad intelectual que los hombres, basándose en el tamaño del cerebro. Hoy sabemos que, aunque el cerebro femenino es más pequeño en volumen, es más denso en neuronas y tiene más conexiones entre hemisferios.
La conexión ovarios y cerebro
El cerebro controla el ciclo menstrual a través del hipotálamo y la pituitaria, que a través de las hormonas FSH y LH señala a los ovarios cuando ovular. Por otro lado, el cerebro tiene receptores de estrógeno y progesterona, lo que significa que responde directamente a los cambios hormonales de cada fase del ciclo y de la vida de la mujer.
Las hormonas y sus efectos en las distintas etapas
La pubertad, el ciclo menstrual, el embarazo y la perimenopausia marcan cambios significativos en el cerebro femenino y ofrecen oportunidades para capitalizar sus fortalezas en cada fase.
– Ciclo menstrual: Durante la ovulación, el aumento de estrógeno potencia la creatividad, la energía, la comunicación y multitarea. Este es el mejor momento para proyectos exigentes, negociaciones y presentaciones. Después de la ovulación, la progesterona trae calma y enfoque, ideal para trabajos que requieren precisión y reflexión. Antes del periodo, con las hormonas en su nivel más bajo, la energía disminuye y es importante reconocerlo para evitar el desgaste. Planifica tareas críticas durante la ovulación; prioriza el descanso y actividades menos demandantes antes del periodo.
– Embarazo: El cerebro se adapta para proteger y cuidar al bebé, desarrollando resiliencia y enfoque. La lactancia contribuye a la neuroplasticidad, fortaleciendo habilidades cognitivas y emocionales. Prioriza el descanso y el manejo del estrés.
– Perimenopausia (entre 40 y 55 años, dependiendo de cada mujer), los cambios hormonales nos ponen a prueba, afectando la claridad mental, memoria y manejo del estrés. Donde antes asumíamos múltiples tareas y responsabilidades, ahora se vuelve esencial priorizar y enfocar la energía en lo importante. Esta es la última transformación y prepara el cerebro para su estado final: la postmenopausia. Prioriza tareas importantes, delega cuando puedas, gestiona el estrés.
En postmenopausia, nuestras hormonas nos abandonan y nuestro cerebro queda en su esencia y estable, se encuentra en su versión final, listo para capitalizar la experiencia y sabiduría adquiridas. Muchas mujeres alcanzan su mejor momento profesional.

El cerebro durante la perimenopausia y en adelante, pierde capacidad de metabolizar la glucosa en energía y pasa a utilizar grasa en su lugar. Consumir grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, nueces) y reducir carbohidratos refinados me- jora la eficiencia cerebral y previene condiciones como el Alzheimer. Apóyate con adaptógenos como maca, ashwagandha, rhodiola y melena de león para el equilibrio hormonal y para el cerebro.
Implicaciones prácticas en el trabajo: Nuestra gran adaptabilidad nos permite ser productivas en cualquier etapa y situación. Conocer los ciclos y trabajar con ellos te ayudará a brillar en tu vida y en tu carrera.
Si lideras equipos diversos, comprender cómo funciona el cerebro femenino puede transformar tu estilo de liderazgo. Aprovechar fortalezas y reconocer necesidades no sólo genera mejores resultados, sino también un entorno inclusivo y saludable.

Bianca W. Loew
Co-Fundadora de The Upgraders
