La empresaria jalisience de 32 años es la Coordinadora del Consejo Asesor Empresarial. ¿Qué podemos esperar de ella?
En el 2019, López Obrador se reunió con los empresarios más poderosos del país, lo que antojaba una relación de cordialidad y estrecha colaboración con la iniciativa privada; sin embargo los hechos posteriores, terminaron de tajo con la luna de miel: la cancelación del proyecto de Constellation Brands, a través de una consulta ciudadana, así como del aeropuerto de Texcoco, en donde Slim tenía inversiones de gran calado; sin olvidar la disputa pública con Larrea y por supuesto la que frontalmente ha sido la más mediática de todas: el rompimiento con Ricardo Salinas Pliego. Aunado a una postura desafiante hacia el sector empresarial, acusándolos de prácticas corruptas y de haber contribuido a la desigualdad del país; sin embargo, un hecho es que López Obrador ha tratado de cambiar su narrativa para dejar atrás los reproches y agradecer el trato recibido por el sector empresarial.
Ahora bien, como empresarios ¿qué podemos esperar de lo que Sheinbaum ha nombrado como el segundo piso de la 4T? En este sentido, debemos analizar el perfil de Altagracia Gómez Sierra, hija del político y empresario Raymundo Gómez Flores y nieta del empresario Alfonso Gómez Somellera, quien falleció cuando el padre de Altagracia tenía apenas 16 años, lo que lo obligó a tomar el negocio a muy corta edad, el cual era una lavandería industrial del sector hotelero, para después venderlo y diversificar su empresa en bienes raices, transporte y por supuesto Grupo Minsa, la cual fue adquirida en tiempos de la privatizaciones, lo que le da una percepción de la realidad en México, en donde el maiz y la tortilla es el principal alimento de los mexicanos.
Altagracia es una mujer joven, misteriosa, de buena apariencia, con un estilo al vestir y al hablar, que exuda seguridad y unicidad; virtudes que denotan su preparación y su sencillez. Es una mujer, que se siente orgullosa de su familia, de su origen y de los valores que imprime en su quehacer diario, haciendo aseveraciones como que no es lo mismo ser accionista, que estar en administración, “porque cuando estás en administración tienes que ver que aportas y no que sacas…el verdadero unicornio es la empresa familiar… muchos confunden poder con liderazgo, hoy hay una falta de liderazgo en todos los ámbitos… yo soy presidenta del grupo familiar, no por lo que sé, sino por lo que soy…”.
Gómez, habla sobre lo que su padre tuvo que enseñarle ya que “su circunstancia lo hizo crecer y nosotros si crecimos con cojines de seda”; ante ello, afirma que “no por no tener la necesidad, vas a perder el hambre, porque nunca vas a poder competir con alguien que sí la tiene”.
Todo lo anterior, nos habla de una mujer bragada que tiene 20 años aprendiendo las entrañas de la empresa familiar; pero no sólo eso, Claudia Sheinbaum la ha nombrado como su coordinadora empresarial honoraria que ha entregado mensajes muy certeros sobre el objetivo del proyecto de nación 2024-2030, en el cual asegura que el fin no es empobrecer a los ricos, ni generar división, ya que cree que reducir la desigualdad, se va a dar cuando se consiga hacer realidad el lema de campaña: “Prosperidad Compartida”, a través de políticas públicas que fortalezcan lo referente al nearshoring, los polos de desarrollo y los corredores industriales.
Es una convencida que a los empresarios no les toca ser oposición y que es necesario avanzar en innovación, transferencia tecnológica, incentivos, investigación, financiamiento a empresas familiares, así como la inclusión de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Así que querido lector, teniendo un poco más de contexto quién es la mujer más influyente en la agenda empresarial de la próxima presidenta del país, le pregunto a usted: ¿qué esperar de Altagracia Gómez, cuando uno de sus principios que rigen su actuar, es la creencia que hay cosas que no se pueden heredar: el respeto, el conocimiento, el amor por las empresas, por la rentabilidad social y económica?
Llámeme una enamorada de la utopía de la igualdad de condiciones para todos, pero es un hecho que el perfil de Altagracia, antoja una política pública empresarial con inclusión social, que en el mediano y largo tiempo, hará de nuestro país, el México que todos soñamos. Así lo creo y así espero que lo sea.
Josefina Murrieta Ayala
MBA en Economía y Negocios, Negociadora (IPADE), Estratega y consultora.
Articulista.
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