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“LA MENTALIDAD DE FUNDADOR”

Hay lecturas que llegan como una ráfaga de aire fresco en medio de la rutina.  “La Mentalidad de Fundador” me encontró así: en un momento en que los días parecían llenos de pendientes, pero vacíos de pausa para recordar el “por qué” detrás de lo que hago. Lo abrí sin demasiadas expectativas, con la idea de que sería un libro más de gestión empresarial, y sin embargo, a las pocas páginas me descubrí tomando notas como quien escribe cartas para no olvidar.

Chris Zook y James Allen no hablan de números fríos ni de fórmulas milagrosas; hablan de algo mucho más poderoso y, a veces, más frágil: la esencia con la que nace una empresa, ese impulso inicial que no siempre sobrevive al paso del tiempo. Dicen, y lo repiten como quien sabe que es fácil olvidarlo, que la mayoría de las crisis de crecimiento no vienen de afuera, ni de la competencia ni de los cambios del mercado; es la pérdida de esa llama que nos hacía levantarnos con una idea fija y una fe casi irracional. La revelación fundamental de su investigación es que gestionar estos momentos de estancamiento requiere una verdadera mentalidad de fundador, actitudes y conductas propias de un líder audaz y ambicioso, capaz de recuperar la velocidad, el foco y la conexión con los clientes.

A lo largo del libro, Zook y Allen presentan ejemplos tan variados como inspiradores: desde pequeñas startups que lograron escalar sin perder su alma, hasta gigantes corporativos que, en algún momento, se vieron atrapados en su propio laberinto burocrático y tuvieron que redescubrir su esencia para sobrevivir. 

Como lectora, este libro me recordó que detrás de cada gran empresa hay una historia de inconformidad y atrevimiento, y que esos valores no son reliquias del pasado, sino herramientas vivas para afrontar los retos del presente. Me encontré reflexionando sobre cómo, en cualquier proyecto personal o profesional, es fácil caer en la trampa de la burocracia, de los procesos que ahogan la creatividad.

El reto de mantener viva la chispa

La lectura también me llevó a pensar en la fragilidad de esa chispa inicial. En las primeras etapas de cualquier emprendimiento sea un negocio, un proyecto cultural o incluso un sueño personal hay un entusiasmo casi palpable. Todo es más ágil, las decisiones se toman rápido, la conexión con la misión es directa. Pero a medida que se avanza, los logros traen consigo complejidad: más personas involucradas, más procesos, más responsabilidades. Lo que en un inicio era un terreno fértil para la creatividad puede transformarse en un espacio donde lo urgente desplaza a lo importante, y donde la energía se diluye en cumplir con el calendario.

Al cerrar sus páginas, me quedó la sensación de que este no es un libro para leer una sola vez. Es una obra a la que uno puede regresar en momentos clave, cuando un proyecto parece perder fuerza o cuando el ruido de lo cotidiano amenaza con alejarnos de lo esencial. Porque, como bien lo muestran Zook y Allen, la verdadera ventaja competitiva no está en los recursos que acumulamos, sino en la mentalidad con la que decidimos usarlos.

Adriana Muela

Lic. Sociología y Analista Literaria

Instagram: @librosycafeconadrianamuela
Spotify: @Libros y Café con Adriana Muela

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