Era un día de esos que empiezan a las 5:30 am con varios mensajes entrando rápidamente en mi celular, en ese entonces, trabajaba en una institución de gobierno, en la cual solo podía significar problemas que se debían atender a la brevedad. El problema no era cualquiera, nos podría significar perder el empleo a varios y terminar la carrera política de otros más; era un escándalo que se presagió y se advirtió en su momento, pero que aun así se llevó a cabo y ahora teníamos que hacernos cargo del control de crisis. Me bañé rápidamente y salí rumbo a la oficina a una reunión que se antojaba caótica y hasta ridícula; pero no alcancé a llegar a tiempo porque me golpearon el coche, lo que me obligó a esperar al seguro y hacer las diligencias convenientes, resultándome en una regañada épica con su debida advertencia de perder el empleo (lo que de todas maneras estaba a punto de ocurrir).
Por fin, llegué a la oficina, ya habían pasado 2 horas, la nota se había viralizado y el momento de reaccionar se acortaba. Esperaba caras largas y reclamos, pero lo que me encontré fue a un compañero feliz, rozagante, con la emoción de tener oro molido en sus manos, aún recuerdo sus palabras: “Jóse, Sun Tzu tenía razón, este problema nos da la oportunidad única de salir como héroes o cavar nuestra propia tumba, porque antes no teníamos nada, no nos volteaban ni a ver, pero hoy, hoy somos noticia, así que hoy es un buen día, ¿Qué propuesta tienes para aprovechar al máximo esta crisis?”.
Yo solo esbocé una sonrisa torcida, pensando, este hombre es más maquiavélico de lo que creía. Ese día no solo fue un gran día, sino que, a partir de ahí, logramos conformar un equipo táctico que se especializó en el manejo de crisis, negociación y resolución de conflictos que nos valió involucrarnos en grandes proyectos de alto impacto, que, en lo personal, me permitieron cumplir mi propósito social y compromiso con mi país.
Esto viene a colación porque como empresaria, columnista y mexicana me siento en medio del caos, en una coyuntura como país que se siente endeble, incierta y desmotivante; y no es que antes estábamos mejor, simplemente creo que en este momento todo se juntó, una crisis de seguridad, más las decisiones de Trump, una nueva visión de gobernar que conllevan reformas estructurales profundas, nuevas y que como tales son dolorosas, cuestionables y polarizantes; con políticos que dejan mucho que desear en su falta de congruencia, quienes se preocupan más por ser un símbolo, que por gobernar y dar resultados; y con una ciudadanía que sigue (seguimos) pasivos, omisos, conformistas, algunos opinando en las redes y peleando en las sobremesas; ciudadanos que nos sigue importando poco ver un asalto en vivo, ver a un niño en la madrugada en la calle, ver un video de la delincuencia organizada secuestrando a una taxista, ver cómo se tira la basura sin responsabilidad y se contaminan ríos.
Bien dicen que todos los pueblos tienen el gobierno que se merece; sin embargo, regresando a Sun Tzu, recordemos que: “en medio del caos, también hay oportunidades”; y que como dueños de empresas o en funciones de alta dirección, debemos de ocupar este tiempo como una purga, para que el caos limpie e impulse nuestro negocio a otra etapa; es decir, capacítese, aprenda sobre Inteligencia Artificial, implemente sistemas, profesionalice a su equipo, aprenda nuevos métodos estratégicos, eficiente su networking, cuide su mente, su cuerpo y la de su equipo.
Aproveche las coyunturas: el mundial, el nearshoring, el colapso del sistema de agua. Sigo siendo una enamorada y convencida de que México es un gran país para invertir nuestro tiempo, dinero, nuestro amor y nuestra fe; más aún cuando estamos en medio del caos, así que le pregunto, como lo hizo mi compañero en su momento: ¿Qué propuesta tiene para aprovechar al máximo esta crisis?
Josefina Murrieta Ayala
MBA en Economía y Negocios, Negociadora (IPADE), Estratega y consultora.
Articulista.
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