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¿QUÉ SIGNIFICA TENER UN PAPA ESTADOUNIDENSE? ¿CÓMO INFLUYE ESTE HECHO EN TRUMP?

Por Cirze Tinajero

Cuando Juan Pablo II se convirtió en Papa sorprendió a muchos que no fuera italiano y para muchos significó que las puertas de El Vaticano estaban abiertas para pontífices extranjeros. Sin embargo, también surgió la creencia de que cualquiera podría convertirse en el sucesor de San Pedro, siempre y cuando no fuera estadounidense, porque, según se pensaba, si EE.UU. era el país más poderoso en lo económico, político y militar, entonces no habría que darle también el poder religioso.

Pero entonces ¿qué cambió? ¿acaso el catolicismo sucumbió a la doctrina estadounidense? La realidad es que la respuesta es un poco más compleja e implica varios factores, entre ellos tener un presidente como Trump.

Sin duda, es un hecho que la historia de la Iglesia católica ha dado un giro inesperado con la elección de Robert Francis Prevost como nuevo Papa. Nacido en Chicago, exobispo en Perú y figura discreta en el ámbito eclesiástico estadounidense, Prevost ha sido elegido como Papa León XIV, convirtiéndose en el primer pontífice de origen estadounidense en más de dos mil años de historia de El Vaticano.

Si bien la noticia fue recibida con entusiasmo por Trump, quien no tardó en felicitar públicamente al nuevo papa en su red Truth Social. La publicación marcó el inicio de una relación potencialmente compleja entre dos figuras ideológica y culturalmente opuestas. Prueba de ello es que mientras Trump se ha distinguido por entablar una compleja batalla, con sus vicisitudes, con la comunidad latina; León XIV no ha dudado en recordarle al mundo que tanto de corazón, como legalmente, es peruano.

No es de extrañar que los cardenales que lo eligieron tuvieron muy en cuenta cuál es el mundo actual, incluido Trump y los conflictos en Medio Oriente, y buscaron un líder que sepa mediar, pero sobre todo ser un equilibrio.

Un papa con raíces en América Latina y sensibilidad social

Aunque nació en Estados Unidos, León XIV ha desarrollado gran parte de su carrera eclesiástica en América Latina, particularmente en Perú, y en Roma, donde fue nombrado prefecto del influyente Dicasterio para los Obispos por el papa Francisco. Su elección del nombre “León” evoca al papa León XIII, defensor de los derechos de los trabajadores y crítico del comunismo, una señal clara de sus prioridades pastorales y sociales.

El nuevo pontífice parece dispuesto a continuar la línea marcada por su predecesor Francisco, enfocándose en justicia social, derechos de los migrantes y cuidado del medioambiente, temas que no son del todo bien recibidos por Trump, y lo cual podría tensar sus relaciones.

Trump, la política y la fe

Trump, cuya relación con el Vaticano ha sido tensa en el pasado, había manifestado su preferencia por el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, figura más afín a sus posturas conservadoras. La elección de Prevost fue, por tanto, inesperada en círculos trumpistas.

Días antes del cónclave, Trump generó controversia al publicar una imagen generada por inteligencia artificial en la que aparecía vestido como papa, bromeando sobre su “candidatura” al trono de San Pedro. La publicación fue mal recibida incluso entre líderes católicos de Estados Unidos, especialmente en Nueva York.

¿Un nuevo capítulo entre Washington y El Vaticano?

La elección de León XIV abre una etapa incierta en las relaciones entre Estados Unidos y el Vaticano. Aunque Trump ha expresado entusiasmo por reunirse con el nuevo Papa, el historial de ambos líderes sugiere que el diálogo podría estar marcado por profundas diferencias ideológicas

En tiempos de populismos, nacionalismos y discursos polarizadores, el liderazgo del nuevo pontífice —americano de nacimiento, latinoamericano de espíritu y global de vocación— promete ser una voz relevante en un mundo que cada vez tiende más a los extremos.

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